jueves, 7 de abril de 2011

“En una vida y dos mandados”

Sentados en una banca del Parque Central de Jinotepe estaba cargando a su bebe en brazos Doña Julia Espinoza junto con sus 3 hijos, José de 4 años, Guadalupe de 12 años y Oscar de 7 años, esperando con ansias el silbato, las luces y el sonido de los cuetes y triquitracas que indicaban que era las 6 de la noche para iniciar a “purisimiar”.

Doña Julia y sus hijos son originarios de La Conquista, un pueblo del Municipio de Santa Teresa, que queda a pocos minutos de la cuidad de Jinotepe. Ellos acostumbran todos los 14 de agosto de cada año purisimiar en Jinotepe ya que aseguran que en Santa Teresa La Purísima Chiquita es muy “palmada”.


Con su morralito en manos, y cargando sus mochilas un poco rotas Doña Julia y sus hijos comenzaron hacer fila en su primera purísima. La gritería chiquita no es tan concurrida como la del 7 de diciembre, así que la espera no fue tan larga.

¡Quién causa tanta alegría! - ¡La Asunción de María! Con fervor y pasión le cantaban “Tu Gloria” a la Virgen. Con un brillo en los ojos Doña Julia y sus niños esperaban el brinde/brindis. “Para mí venir a cantar a la gritería es como ir a súper, porque nosotros somos pobres, claro que también canto por mi devoción mariana”, afirmó Doña Julia.


Al igual que otras familias, cansados, sentados en la cuneta esperan otra purísima, esperanzados de recibir una libra de azúcar, arroz o una bolsita de café, alimentos necesarios para ellos. Los niños con sus pitos, y matracas recorren las calles, en busca de otra purísima. Corriendo se acercaban al divisar un purísima, intentando llegar primero que otro grupo de chavalitos que se dirigían hacia la misma purísima.

Las horas transcurrían y el frio de la noche aumentaba, las purísimas a las doce de la noche terminaban, y las mochilas en su interior llenas de caramelos, chiverías y algunas bolsas de granos básicos.

Poniendo tucos de cartones que le sirvieran como cama en el kiosco del parque central y abrigándose con sus suéteres, terminan durmiendo a la intemperie y encomendados por la virgen en espera de las 6 de la mañana del día siguiente para regresar a La Conquista.

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